lunes, 17 de marzo de 2014

Autoevaluación

Práctica de embutidos. Tres tipos de carne picada y especiada compartiendo un único fin, rellenar una tripa: la nuestra, (es broma). Las hemos cocinado y servido acompañadas de pan de leche recién horneado, kétchup elaborado en el momento y salsa barbacoa casera. Hasta aquí todo normal. Se distribuyen los equipos y me premian poniéndome con la mejor compañera que cualquiera desearía tener. Estamos tan compenetradas que todo fluye de manera natural, y conseguimos sacar el trabajo casi por telepatía. Al terminar la clase, nuestra profesora, reconoce el esfuerzo y nos felicita. Algunos compañeros se alegran por nosotras, otros nos ven como una competencia que les motiva para superarse y otros se sienten pequeñitos y disgustados.
Agradezco un montón que me hayan hecho partícipe de sus sentimientos pero no sé muy bien como tomármelos porque, desde mi punto de vista, aquél que se fije en los logros del vecino para medirse: yerra. Creo que todo resultaría más sensato si el objetivo fuese mejorar nuestro propio record.

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