Los forjados, en la mayoría de los edificios catalanes, se hacen con bóvedas de ladrillo u hormigón. Van de vigueta a vigueta y son vistas.
Es una forma de construir muy antigua y cuando llegué a la ciudad me llamó mucho la atención su gran abundancia y su conservación. En ocasiones, el encuentro entre tabiques y forjado resulta algo extraño pero eso forma parte de su identidad y nadie va a renunciar a ella por conseguir una unión más corriente. Las cosas que nos distinguen son también las que nos definen y nos hacen destacar.
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