sábado, 1 de marzo de 2014

Amoldándose

El cuerpo es una máquina que se acostumbra a lo que sea. Cuando trabajaba de camarera: me acostaba tardísimo, no era capaz de madrugar ningún día, comía a las seis de la tarde, y los lunes eran mi día preferido, porque descansaba siempre. Ahora las circunstancias han cambiado tanto que: a las once de la noche se me empiezan a cerrar los ojos, vuelvo a madrugar como cuando era pequeña, como a una hora muy decente y los lunes vuelven a formar parte de la jornada laboral. No quiero decir con esto que algo sea mejor, o peor, ni que exista el horario ideal. Lo que creo es que el ser humano tiene una capacidad de adaptación asombrosa y que me gusta que así sea.

1 comentario:

  1. Es cierto que nuestro cuerpo se amolda a todo, a acostarse más tarde, a levantarse más pronto o más tarde, y como dice tu mami, respecto a las siestas al cuerpo hay que darle lo que pide eso es buenísimo siempre que se pueda. A mí me gusta acostarme a las 12 más o menos y levantarme a las 9,30. Muchos besitos y buen fín de semana!

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