Anécdota para la posteridad

Tenía otra entrada preparada para hoy pero es que me ha pasado una cosa que no puede esperar, para ser contada, por lo que tiene de chocante, sorpresiva e inesperada.
Os sitúo: estoy, con dos compañeras del curso, en un bar, tomando un refresco.
Llega la dueña, me oye hablar y me pregunta: "¿Eres asturiana o gallega?"
Me asombro y la digo: "Asturiana, ¿en qué lo nota?"
"En el acento" me responde (y yo creyendo que no tenía de eso)
La interrogo: "¿Conoce usted Asturias?"
Y me informa: "Sí, yo soy gallega"
Así que se me viene a la boca la frase: "Uy, pues: gallegos y asturianos primos hermanos"
¡Para qué quieres más!, no va y me espeta en ese momento: "¿Y no conocerás a alguna camarera asturiana que quiera trabajar aquí?"
Teníais que haber visto mi cara: ojos abiertos hasta límites insospechados, rojez en las mejillas, estupor en mi cabeza y palabras en mis labios: "Yo misma"
"Pues ven que te voy a comentar"
Vale, las condiciones no me convencieron, estaría tanto en sala como en cocina pero trabajaría muchas horas y eso me restaría tiempo de estudio. Me dio una pena loca porque odio rechazar una oportunidad, además hubiese sido un buen rodaje para comenzar, pero no era mi momento. Esperaré a tener mi título para sacarle el máximo rendimiento.
Con lo que me quedo: tengo una suerte que no es normal.
Mi amiga Amaya dice que se me aparece La Virgen.
Mi amiga Sole se expresa manifestando que tengo una flor en el culo.
Son formas de verlo. Pero todas ciertas. Ahora la preocupación es: ¿sabré valorarlo y agradecerlo lo suficiente?