Hoy vengo en plan reivindicativo. Y temo que no vaya a ser la última vez que me veáis así. La culpa es de los documentales que nos ponen en la escuela. Cada uno de ellos nos muestra la forma en la que algunos hacen mal las cosas.
_ Podría pediros que no comieseis cerdos que no estuviesen criados en unas condiciones óptimas, y no me refiero sólo a normas básicas de higiene y sanidad, sino al trato respetuoso y digno que merecen los animales.
_ Podría pediros que no comieseis perca del Nilo, porque la mafia que eso conlleva escandalizaría al más indecente de los humanos.
Pero me temo que al no haber visto las imágenes no os convencería de nada.
Así que empecemos por algo facilito, algo que está al alcance de cualquiera y que ayudará a vuestros vecinos más cercanos. Consumid productos de proximidad. Por definición son esos alimentos que se cultivan a 100 km a la redonda del lugar en el que vives. Vale, habrá algunos a los que esta descripción les parezca radical y exagerada. Bueno, pues sólo con que no compréis melones que hayan venido en avión desde sabe Dios donde, me daré por satisfecha. Paso a paso. Es que me pongo mala cuando pienso que los cocos viajan en primera y un senegalés tiene que llegar a España en patera.
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