lunes, 24 de agosto de 2015

En desacuerdo

Tuve un profesor de cocina que quería inculcarnos jornadas de 15 horas como algo normal. Y no sólo en locales como Arzak, El Celler de Can Roca, o El Bulli, donde tu curriculum se verá favorecido, sino también en la fonda Paco o en Casa Pepe. "Olvidaos de horarios", decía "La cocina es entrega, tenéis que estar el tiempo que haga falta" (por supuesto sin cobrarlo).
Los derechos de los trabajadores quedan un poco diluidos en este discurso. El descanso, tan necesario para un buen hacer, también se difumina entre las palabras. Y el reconocimiento a tanto sacrificio no está representado.
Lo peor de todo es que si después de haber aceptado ese montón de horas con ese mínimo sueldo se te ocurre disentir entonces eres un irrespetuoso y no llegarás a nada.
Muy bien, puede que esta idea valga para los jóvenes, no sé, yo lo dudo mucho, pero para quien estoy segura que está obsoleta es para compañeros que peinamos canas ya, no somos el nuevo Adriá, no pretendemos hacer historia en la profesión, buscamos un medio para pagar las facturas, que nos permita comer y tener vida, si realmente él tiene razón quizá nos hayamos equivocado de profesión. Yo desde mi ignorancia prefiero discrepar y pensar que el que yerra es él.

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