José

Ayer, mi tío abuelo José, falleció a la edad de 96 años.
Estuvo presente en mi vida desde el minuto cero y tengo muchísimos recuerdos. Con ellos me quedo.
La guerra hizo de él un hombre fuerte y austero, pero toda esa sobriedad que se auto aplicaba se tornaba en generosidad al agasajar a los demás.
Una de las cosas que más le gustaba era viajar. Presumía de haber visitado todas las capitales de Europa y en cada regreso nos traía caramelos. Mi prima dice que ahora, cada vez que coma uno, pensará en él.
Poseía una memoria prodigiosa que usaba para contarnos miles de historias, anécdotas, cuentos, chascarrillos, chistes... es su legado, así que, a todos nos tocará rememorarlos y narrarlos otra vez.
Y hasta aquí mi homenaje particular.
Espero volver a coincidir contigo Lillo, ha sido un placer haberte podido conocer.

Sois lo mejor, mejor, mejor.

Lo mejor, mejor, mejor de cumplir años NO es el aumento de inteligencia, que de tanta como hay me sale por los poros.
Lo mejor, mejor, mejor de cumplir años NO es lo bien que los llevo y lo estupenda que estoy.
Lo mejor, mejor, mejor de cumplir años NO son los regalines por muy caros y lujos que han sido.
Lo mejor, mejor, mejor de cumplir años ES todo ese cariño que recibo, los mensajes, las videoconferencias, las llamadas, las felicitaciones, los buenos deseos, los besos, los abrazos, las sonrisas, el afecto, el amor, el tiempo que habéis dedicado a pensar en mi, la ternura...por todo ello os doy las gracias de corazón. Formáis parte de mi vida y me alegro infinitamente. ¡Muack!

Lectura recomendada

"El plan de tu alma" es un libro que explica que todo lo que nos pasa en la vida lo hemos escogido nosotros mismos antes de nacer.
A mi me convence, me gusta pensar así.
Cada experiencia que tenemos nos produce una serie de sentimientos y sensaciones que nos hacen crecer, avanzar, evolucionar...
En el tema del más allá sólo caben especulaciones, nadie sabe nada, así que todo es tan creíble o increíble como queramos.

Teletransportación

Hace muchos años mí tía (que vive en Murcia), enviaba a su madre (que vivía en Ávila), un ambientador que yo podía oler cuando me desplazaba desde Gijón a ver a mi abuela.
Hoy, en mi casa de Barcelona y gracias a esa fragancia, puedo cerrar los ojos y volver a viajar.